miércoles, 10 de julio de 2013
Hace un tiempo que transita las sombras y huele el aroma fétido de las hartedades. Cada noche de su vida de hombre solo, de resignado abulico ex optimista ex portador de proyecto. Saca el porrito, se pregunta si vale la pena esa noche en particular, que por qué no quedarse careta, pero la costumbre es la costumbre y esta nueva vida, volver de grande, le estalla en los oídos y todo es desesperanza.
El otro día fue a buscar; estaba harto de no tener certezas sobre su consumo personal, y en esa pieza del yunqui que lo atendió todo era desolación, amargura, mugre y abandono. Él ya lo sabia. Sabia perfectamente la ecuación matemática, y sabia que su destino podía ser el mismo, pero prefiere pensar que no, que él va a manejarlo, va a poder, que cualquier cosa se rescata de nuevo. Como si pudiera controlarlo todo, como siempre creyó en su narcisismo barato.
El yunqui lo escucho fingiendo interés, hacia mucho que no lo veía, le contó de algunas pibas para presentarle, porque el pobre tipo en ese calabozo respiraba dolor, tanto dolor que hasta duro se podía poner a llorar.Lo miro brevemente y lo interrumpió mientras fumaban una tuca, le dijo, perdona flaco, yo tengo que tomar ahora. Dale le contesto haciendose el boludo, mientras la adrenalina le saltaba en el pecho. Peino una rayita discreta y el loco no aguantó "no me vas a dejar de garpe, copate" "no, me dijiste que te hace mal" "nah, una linea que mierda me va a hacer"
Peino otra rayita mas chica. El tiempo se detuvo. La nariz en el vidrio.Otra vez.
La nariz en el vidrio, las astillas del vidrio en la garganta.
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