Se me ocurre que verìa mejor el mundo arriba de unos bellisimos tacones.Ayer , camino al bar, un par de estramboticos zapatos nuevos me miraba al pie de un arbol.Los levanté, tenian hasta el numero y las suelas resplandecian como una virgen.Guillerminas de tiras acolchadas,unos eternos tacones, como los que no uso hace ya tantos años.No me considero adicta a los zapatos excepto por los borceguies, que me encantan, pero me los llevé y me subi a ellos, como una niña...y el mundo parecio verse distinto,se proyectaron los zapatos hacia la pantorrilla, reclamando urgente a la depiladora, y asì subieron hasta imaginar una pollera negra, pintada, una remera oriental...como si la mujer que vive en mi se mimara y despertara.
Cuando llegue a casa los puse sobre un estante, contemplandolos, y me llamo la atencion ver terrones negros en el suelo de madera.Simplemente estaba la goma podrida.El cadaver de los zapatos, triste y patetico, como esas incongruentes escenas de crimen de las peliculas.
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