cAda tanto te apareces.Como se aparecen los otros. Y yo, siempre con el tren a contramano, en el anden de enfrente, mirandolos.Y el que habita dentro de este que me lleva, grita fuerte, grita hasta hartarse, golpea desesperado las cadenas de grasa que lo atan a la nada, al encierro.La Gorda Carcelera, fetida y malvada, se rie satosfecha: ella conseguira que yo muera sin haber bebido de esas mieles.
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