viernes, 13 de febrero de 2009

Que ganas de salir huyendo, de quebrar mi destino, asi, solo con decidirlo.Que pocas ganas de empezar, mas vale deseos de irme cuando todos empiezan.Volver al mar, volver simplemente.O irme lejisimos, al fin del mundo, a la tundra, al desierto solamente la arena un pastizal y el horizonte infinito.Como poder ser una de los poquisimos privilegiados que pueden huir de este infierno , este Buenos Aires con su sol asesino y sus malos modos, era tan linda, como una puta maquillada exquisita.Pero los años pasaron, y Buenos Aires tiene arrugas y mal aliento, y sus medias de red empiezan a mostrar agujeros, ya no sos tan linda, ya no sos tan facil.
Una madame avinagrada y violenta, llena de taxis con banderitas.Una loca ezquizoide vociferando humo y epitetos, enferma de no tener monedas, enferma de pustulas y de porteros llenos de egoismo y desidia que juegan a sacar un chicle de la vereda con quince mil litros de agua.Una ciudad enmohecida de gerontes malvados,apestada de propietarios que asesinan arboles a motosierra por seguridad. Ciudad hipocrita, que embellece los monumentos de sus asesinos y los halls de sus hospitales, donde en las salas los enfermos se apilan como en tiempos de guerra, donde los pàrques se yerguen con sus rejas en punta , y los guardias de echan cuando vas de noche en busca de silencio.Maldita, maldita y sucia Buenos Aires, ay de mi.

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