viernes, 22 de diciembre de 2006

las peleas de siempre

No entiendo por qué se odian con esa intensidad, esa dedicación full time, ese rencor sordo, intenso, duradero.
Por mas que trato de descifrar no consigo explicarme tanto odio, será porque me da demasiado asco imaginarme por qué.
Se odian desde que una vivía alojada en el cuerpo de la otra.Una la odiaba por tener que cargarla, la otra tal vez odiaría el encierro.
Luego una odiaba a la otra por su poder y la otra odiaba su belleza.
Pero lo cierto es que jamas dejaron de odiarse.Tanto, que llegaron a ser tan parecidas.
Mientras una se replegó en su mundo de dolor resentimiento y oscuridad, la otra creció y cumplió primorosamente el mandato heredado de la mentira, la sicopateada y el maltrato a los hijos.
Y ahora, como siempre, se vuelven a enfrentar, como para que una vez mas no estemos todos en la mesa del veinticuatro.Me encantaría que me chupe un huevo.Pero a estas alturas ya siento que las odio a las dos, que me dan un rotunda verguenza de género.
Y sobre todo, que me tienen demasiado podrida, y me encantaría algun día cantarles las cuarenta a estas dos idiotas pedorras huecas y forras madre e hija.

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