sábado, 24 de marzo de 2007

Mientras

respirábamos adrenalina y miedo,mirando con desesperacion cada metro del pedregullo, rezábamos para que las nubes-negras. espesas- se disiparan de la montaña, y eso no sucedía.Mi papá prendió la radio como para tratar de borrar el pánico, ese que sentía él mas que nadie.Mi mamá lloraba en silencio y rezaba, rezaba, hasta que mi papa le pidió que se callara.Debió ser muy grande la amenaza, que ella decidió hacerle caso.La radio no hacia mas que emitir comunicados, comunicados; y de vez en cuando, un tema de Cacho Castaña, el que nos salvó la vida."...Si te veo con otro te mato, te doy una paliza y después me escapo..." Mi viejo invento la risa, a la que nosotras dos, que eramos chicas, accedimos, y la risa disipó un tanto la certeza de que podríamos morir en cualquier momento.Las luces de Carlos Paz, todavía lejos,empezaban a asomarse.
Por na de esas desiciones trágicas, terribles; esas que se toman en una absoluta e infantil inconsciencia, mi padre decidió que era mejor atravesar la Pampa de Achala por el camino original, el de la montaña, que la nueva ruta que iba a Carlos Paz.
-Llegamos en dos horas menos, es mas directo - recuerdo que dijo.
Ese día había empezado mal para mí.Soñaba un discreto sueño de niño aburrido, y el calor era reemplazado paulatinamente por un fresquito muy agradable, ideal para flecha y vaqueros.En San Juan no había cosas significativamente lindas que hacer, al contrario de Mendoza, que había sido maravillosa por el sabor de las granadas y el tobogan gigante del camping. Dormíamos con mi hermana en la f100 acomodada en la parte trasera, en una camita muy cómoda que mi madre nos preparaba. Dormiamos en cualquier lado, aunque yo prefería los campings, y sobre todo quedarme en algún sitio.
Los gritos nos asustaron. Mi papá , desaforado y loco, saltaba como un chico:
-¡Rajaron a la Perona!!!!!¡Rajaron a la Perona!!!!
No entendí nada hasta que deducí la ecuación: se había ido esa señora que golpeaba la mesa con furia, siempre que hablaba junto a un señor pelado y que me daba mucho mas miedo.Los golpes de "la Perona" me congelaban la sangre, los miedos que mi mama me inculcaba a todo tipo de cosas, pero mas allá de eso, mi vida transcurría mas o menos normal.
-Vamos todos a desayunar a la confiteria-ordenó mi viejo, que seguía en estado de éxtasis.
-Yo quiero chocolatada.
-No, vamos tomar café con leche.
-No!! quiero chocolatada.
-Café con leche-
-Dale...!
Por toda respuesta, mi viejo simplemente me corrió a patadas en el culo.Iba corriendo en dirección a la camioneta y cada tanto, el golpe del puntín me hacia correr mas.Estaba claro que iban a cambiar radicalmente las cosas también para mi, en esa camioneta oscura, llorando en penitencia sin desayunar.


(Esto paso en mi vida el 24 de marezo de 1976."cuando rajaron a la Perona")

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