viernes, 29 de agosto de 2008

Devuelvanme a mi madre

No se quienes son, ni de que infra o extramundo han venido: solo les conmino a devolverme a mi madre, de modo tal que yo pueda conocerla.Pues nunca la he conocido, a decir verdad: solo algunos flashes, muy pocas trazas de luz en un mundo repleto de oscuridad.Sórdido, diría.
Algunas veces la he visto, relajada y feliz, comprando medio kilo de fiambre y disfrutando la maldita puerta cerrada, con mi hermana y yo, a ver la novela de Migré.Otras, tal vez, alguna foto posando en los innumerables paisajes del norte del país.Sola.
Sé que amaba la metrópolis, la independencia total y sin miramientos, el valerse por si misma.Se que era una office girl, y era muy feliz en esa burbuja de la city de entonces.Se que detestaba la maternidad, y se también que no tuvo madre, y encima, padeció la maldición de ser victima de una víctima, que es la peor manera de ser victimizado.Señores: apelo a este documento kafkiano si lo quieren, pero el próximo sera en otros términos y bajo la instancia judicial.He visitado numerosos archivos, internos y externos, he tratado de encontrar algún arroyo de verdad en ese rió de delirio que la que ustedes dicen es mi madre instrumento a fin de hacer mas soportable una existencia que corría en progresión geométrica contra su necesidad de libertad. La han encorsetado en las nociones de buena y decente, cuando en su alma una golfa loca corría desnuda por el campo.La han aprisionado en un cuerpo que detestaba y se rebelaba en su contra una y otra vez.La privaron de toda posibilidad de pensamiento crítico.Y, para culminar su ominosa obra, le hicieron saber los alcances del castigo ante cualquier univocación.Han construido ustedes un Dark Vader, si es así como se escribe.Solo alguien infinitamente lastimado y sangrante puede valerse de tantas corazas remendadas para seguir de pie. Si aun temen al brazo de la Justicia, hagan algo.Cualquiera de ustedes, malvados seres siniestros, ignominiosos desechos, debe hacer que caigan sus vendas.Que algo susurre en su oído que es hora de bajar la guardia.Ni siquiera su Dios la escucha, ni siquiera ese malvado e indiferente dios inventado le quiebra la voz en alguna de sus solenmes oraciones vacías y pateticas, y le ofrece una caricia.Quieren que lo hagamos nosotros, los hijos.Pero nosotros no podemos acariciar puercoespines.Hijos de una Grandisima Puta, incluido tú perverso y sicópata dios de carton: Denme a mi madre, antes de mi muerte, o la de ella.Será Justicia.

3 comentarios:

Lirium*Lilia dijo...

Imposible encontrar palabras. Quizás que tendrás que devolvérsela vos misma a la niñita que en tu interior la necesita.
Seguir tu camino de modo tal que tus hijos no tengan que decir lo mismo. Un fuerte abrazo.

Danixa dijo...

Sonrisas

Marina Judith Landau dijo...

wow, qué fuerte! Me gusta este texto.
Saludos.